28 de noviembre de 2013

DE MANO MAESTRA

En el siglo XV, en Florencia (Italia) un grupo de artista observaba un enorme bloque de mármol muy bueno, de cuatro metros de altura; desgraciadamente había sido estropeado por la mano de un torpe escultor. “No se puede sacar más nada de él”, pensaban ellos. Pero una mañana, un joven erigió una valla alrededor del bloque abandonado a su suerte. Y durante cuatro años se oyó el ruido del cincel tallando la piedra sin cesar.

Cuando las tablas del vallado se derribaron, los florentinos, maravillados, pudieron contemplar una verdadera obra de arte: “La magnífica estatua del David de Miguel Ángel”, la que aún hoy es una de las principales joyas de la ciudad.

De un bloque frío y deformado, había surgido, bajo el cincel del maestro, un milagro de belleza.

Son muchos los que dicen: “Malogré mi vida. Tallé inhábilmente el mármol de mi destino”. ¡No se desespere!

La Biblia dice: “Nosotros somos como el barro y Dios es el que le da forma;  así que  todos nosotros somos la obra de las manos de Dios. (Isaias 64:8). Por tanto si usted entrega su voluntad a la de Dios, él hará algo hermoso de su deformada vida.

Quizá empezará por erigir una valla entre usted y lo que idolatra (lo que le seduce de manera incontrolable), lo cual constituye un obstáculo para el trabajo que Dios quiere hacer con usted. Quizá tallará profundamente sus planes y su corazón. Porque lo que quiere reproducir en usted es su propia imagen.

Si nos rendirnos completamente en cuerpo y alama, “Dios trabajará hasta que la imagen de Cristo sea formado en nosotros” (Gálatas 4:19). Recuerda siempre: “para Dios nada es imposible”. Él sabe transformar en una obra de arte lo que nosotros hemos estropeado.

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