
Cuando las tablas del vallado se derribaron, los florentinos, maravillados,
pudieron contemplar una verdadera obra de arte: “La magnífica estatua del David
de Miguel Ángel”, la que aún hoy es una de las principales joyas de la ciudad.
De un bloque frío y deformado, había surgido, bajo el cincel del
maestro, un milagro de belleza.
Son muchos los que dicen: “Malogré mi vida. Tallé inhábilmente el
mármol de mi destino”. ¡No se desespere!
La Biblia dice: “Nosotros somos como el barro y Dios es el que le da
forma; así que todos nosotros somos la obra de las manos de
Dios. (Isaias 64:8). Por tanto si usted entrega su voluntad a la de Dios, él
hará algo hermoso de su deformada vida.
Quizá empezará por erigir una valla entre usted y lo que idolatra (lo
que le seduce de manera incontrolable), lo cual constituye un obstáculo para el
trabajo que Dios quiere hacer con usted. Quizá tallará profundamente sus planes
y su corazón. Porque lo que quiere reproducir en usted es su propia imagen.
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